Se denomina mate (en portugués chimarrão, «cimarrón»; en guaraní Ka’ayguá —ka’a= hierba, guá= grande ) a la infusión preparada con hojas de yerba mate (Ilex paraguayensis), una planta originaria de Sudamérica, previamente secadas, cortadas y molidas.
La denominación se genera por extensión del vocablo quechua mathi, que significa vaso o recipiente hecho de calabaza para beber, y que se generalizó como nombre vulgar de la calabaza (el porongo, Lagenaria siceraria) que se utiliza para dicha infusión. También se lo ha llamado «té del Paraguay» u oro verde. Como sucede con el té, el café o el chocolate, el mate posee un efecto estimulante debido a la cafeína(sinónimo «mateína») que contiene.
La manera habitual de preparar el mate requiere utensilios especiales un recipiente, hecho ahuecando una calabaza , y la bombilla. Para preparar la infusión se coloca en el recipiente la bombilla y se llena con yerba mate hasta casi el tope del recipiente, después se echa un chorro de agua fría y se deja que se asiente la yerba. Se vacía el recipiente de agua dejando la yerba y lentamente se echa agua que esté en su primer hervor, haciendo que el agua caliente extraiga en pocos minutos el sabor. Al aspirar por la bombilla, sale un líquido verdoso y amargo, cuyo sabor algunos corrigen agregando azúcar o hierbas aromáticas. De esta manera, volviendo a echar agua, la operación se repite muchas veces, hasta lo la yerba esta «lavada» , lo que significa que ha perdido sus matices y sabor.
Mate es estímulo, inspiración, equilibrio, fuerza, riqueza, trocito de Patria chica, el símbolo acabado de «Juan Criollo», y por todo ello: Poesía.
El mate es algo consustancial con nuestro pueblo, que por su puesto, no es sólo la Capital, sino principalmente el humano vivero, cabe a sus haciendas chacras y puestos su auténtica naturaleza, la reserva de su fuerza y energía.
La prodigiosa austeridad y la maravillosa resistencia de nuestro gaucho, no se explica sin el Mate.
No parece sino que en el Mate y en sus poderosas vitaminas, se hubieran refugiado lo más sutil, lo más invencible, lo más viviente y vivificante del espíritu.
Por eso, mientras perdure el mate, no habrá acabado de morir el Gaucho.
El idioma del mate
Mate Amargo:
Indiferencia. No esperes nada: Llegas tarde a pretender
Mate Dulce:
Amistad. Te recibo con gusto.
Mate con Canela:
Me estás interesando.
Mate con azúcar quemada:
Te estoy pensando.
Mate con naranja:
Ven a buscarme, quiero que vuelvas.
Mate con leche:
Respetuosa amistad.
Mate con café:
Estuve disgustada contigo. Te perdono.
Mate tapado:
No regreses. Anda a tomar a otro lado.
Mate muy caliente:
Espero tus palabras. Así es mi amor por ti.
Mate espumoso y fragante:
Amor correspondido.
Mate con toronjil:
Estoy enojada contigo.
Mate con melaza:
Tu tristeza me aflige.
Mate con té:
Indiferencia.
Mate con dulce:
Habla con mis padres.
Mate hirviendo:
Odio.
Mate con cedrón:
Consiento.
Mate con miel:
Casamiento.
Mates «encimados» o continuos:
Mala voluntad.
Mate cebado por la bombilla:
Antipatía.
Mate frío:
Desprecio.
Deja un comentario